Domingo Descansamos
«Die dominica aliisque diebus festis de praecepto, fideles abstinere se a laboribus et negotiis servilibus debent»
En la vorágine de los días, donde cada momento parece estar asignado a una tarea, un compromiso o una urgencia, surge un faro de tranquilidad conocido universalmente: el domingo. Este día, históricamente consagrado al descanso, trasciende las barreras culturales y se presenta no solo como un mandato de pausa sino como una invitación a la reflexión y al encuentro con uno mismo y con los otros.
Desde tiempos inmemoriales, el descanso dominical ha sido visto no solo como un derecho, sino como un rito sagrado. La máxima «Die dominica aliisque diebus festis de praecepto, fideles abstinere se a laboribus et negotiis servilibus debent», nos recuerda la importancia de abstenernos de los trabajos serviles para dedicarnos a lo que verdaderamente importa. Sin embargo, en nuestra búsqueda de originalidad y sorpresa, proponemos una reinterpretación de este precepto: no como una obligación, sino como una elección consciente de reconectar con lo esencial, con el amor y la verdad que anhelamos en lo más profundo de nuestro ser.
«Libertas in amoris et veritas in desiderio», libertad en el amor y verdad en el deseo, se convierte en nuestro lema. No es solo un llamado a la inacción, sino a la acción deliberada hacia aquello que nutre el alma y celebra nuestra humanidad. En este domingo de descanso, no solo guardamos el día en su acepción más tradicional, sino que lo transformamos en un santuario de libertad personal y colectiva. Es un espacio para la introspección, para el reencuentro con nuestros deseos más auténticos y para la celebración de la vida en su expresión más pura.
Este día, entonces, se convierte en un acto de rebeldía contra el constante hacer, un recordatorio de que en el silencio y en la pausa también reside una profunda sabiduría. Nos invita a desacelerar, a mirar hacia dentro y a redescubrir el placer de simplemente ser, en compañía de aquellos que valoramos y en la soledad enriquecedora que nos permite escuchar nuestra propia voz.
Así, el domingo descansamos, pero no por costumbre o imposición, sino por la elección de honrar nuestro tiempo, nuestra paz y nuestra libertad. En este día, nos permitimos ser vulnerables, ser verdaderos, y encontramos en ese descanso no una fuga, sino un puente hacia una vida más plena y significativa.
«Domingos de Descanso: Una Invitación a la Paz Interior» no es solo un título; es una declaración de intenciones. Es la promesa de que cada domingo, y en todos los momentos posibles, elegiremos el descanso consciente, el amor liberador y la verdad de nuestros deseos como los verdaderos nortes de nuestra existencia.