Cómo disfrutar de la vida sin tradiciones que ya no tienen sentido.
Dar gracias… pero con sentido común . Feliz Invierno !!, Que esta temporada sea tan auténtica como tú.
NO SOMOS RAROS SOMOS REALES
En OPEN-MINDED, no celebramos la Navidad. Sí, lo leíste bien. Ni Navidad, ni Hanukkah, ni Ramadán, ni Diwali, ni Vesak, ni cualquier otra festividad religiosa que te venga a la mente. Y no porque no respetemos las creencias de cada quien (de hecho, nos parece genial que encuentres algo en lo que creer), sino porque preferimos centrarnos en lo que de verdad importa: elegir con quién compartes y por qué. No necesitamos un calendario impuesto para dar las gracias, ni mucho menos un guion prefabricado que nos haga fingir alegría y unión en un salón donde, muchas veces, ni cabemos ni queremos estar.
¿El banquete? ¿En serio?
Piénsalo. Nos pasamos semanas planeando un menú de cinco platos como si viviéramos en una mansión en Palm Beach. La realidad: una mesa de IKEA donde no caben ni los manteles ni el postre, todo apretado entre prim@s list@s que siempre saben más que tú, cuñad@s simpátic@s (a su manera, claro), el familiar exitos@ que se ha comprado un coche nuevo y un reloj en El Corte Inglés y esa persona que inevitablemente dice: “Yo no soy racista, pero…” ¿Es esto celebración o una sesión de escape room emocional?
Hablando de espacio, nuestras casas no son sets de películas navideñas. No hay chimeneas donde colgar calcetines, ni salones con espacio para un abeto, a menos que tires el sofá por la ventana. Pero aquí estamos, fingiendo. Amontonando gente, platos, regalos y tensiones en un escenario que haría que hasta Papá Noel se planteara la renuncia.
La contradicción constitucional
Se llenan la boca hablando de la Constitución, de la separación Iglesia-Estado, de que vivimos en un país aconfesional… y aquí estamos, gastándonos un pastón en belenes, luces de colores y cenas con más carne muerta que una charcutería en hora punta. Es irónico, ¿no? Una fiesta religiosa impuesta en un estado que, supuestamente, no celebra religiones. Claro, porque todos sabemos que España es muy buena para separar las cosas importantes, como religión y Estado.
Pero oye, “es tradición”
“Es que siempre se ha hecho así.” Ya. También siempre se han llevado corbatas y aquí seguimos preguntándonos por qué. Si celebrar Navidad fuera realmente sobre estar juntos, no necesitarías un día marcado en el calendario para hacerlo. Pero no, nos aferramos a “la tradición” como quien se aferra a un flotador pinchado: inútil, pero al menos tienes algo en las manos.
La realidad es que estas “celebraciones” muchas veces terminan siendo reuniones forzadas e incluso conflictivas. Personas que no has elegido, conversaciones que no quieres tener y la presión de aparentar que todo está bien, cuando en el fondo solo quieres que pase rápido. ¿Esto es celebrar?
¿Navidad? No, gracias. Preferimos vivir de verdad en OPEN
En OPEN-MINDED, no nos hace falta un árbol cargado de luces para sentir que celebramos algo especial. No hay belenes, ni cenas de etiqueta, ni esa presión de cumplir con lo que la sociedad espera de ti. Aquí celebramos porque queremos, no porque toca. Celebramos el ambiente, el respeto, la conexión y, sobre todo, la libertad de elegir cómo y con quién.
Vivir una vida de mente abierta no se trata solo de explorar nuevas experiencias en pareja (aunque claro, eso lo hace mucho más emocionante), sino de atreverse a romper los moldes que la sociedad nos ha impuesto. Es decir, ¿por qué no cumplir esas fantasías que siempre has guardado como “imposibles”? ¿Por qué no atreverte a descubrir que el mundo tiene mucho más que ofrecer que la rutina que te han vendido como la única opción?
Y si quieres un acto de rebeldía contra los paradigmas establecidos, ¿por qué no quedar con tus amig@s en un club liberal? No hace falta ser swinger para disfrutar del ambiente. Es un lugar donde las etiquetas desaparecen, donde te enganchas a la autenticidad, y donde, quizás, encuentres una manera nueva y liberadora de conectar contigo mism@ y con los demás.
Celebrar sin cadenas: ni Navidad, ni tradiciones impuestas
La gratitud es algo que se vive, no algo que se programa. Aquí no importa qué creencias tengas (o si no tienes ninguna). Lo que importa es que seas tú mism@ y estés donde quieres estar, no donde “te toca”.
Entonces, ¿qué tal si empezamos a replantearnos todo esto? ¿Qué tal si damos gracias porque queremos, no porque lo manda una festividad? Al final del día, celebrar es estar bien, rodeado de personas que elegiste, no de aquellas que “venían en el paquete”.
Y si necesitas un lugar donde la gratitud sea auténtica, sin belenes, sin cuñad@s, y sin excusas… ya sabes dónde estamos.
🗝️ ERES OPEN. Solo encajas aquí.